La pluma es más poderosa que la espada. No hay una respuesta fácil. Siempre he vivido en la ficción, mediado por diálogos con un dios de la máquina que habla en alguna lengua arcana. Incluso cuando me metía en problemas, nadie podía diferenciar cuando hablaba con la verdad y cuándo no. Pero era mejor que los puños y el dolor sordo de un golpe contundente. Refugiado en historias, verdades a medias por lo general. Nadie puede culpar a un chef por aderezar su platillo. Yo no se nada de arte pero se sobre MI arte. (Entre tu arte y mi arte prefiero miarte). Esto es casi una artesanía. Tómala en tus manos, es la parte más sincera de mí. Érase una vez un niño triste que era muy solitario. El niño nunca recibió un abrazo. El niño creció, como suele suceder, sin un beso. Cuando se dio cuenta solo había papeles a su alrededor, manchados y enmendados, nada que valiera la pena. El niño, que ya no era niño (excepto en el corazón) comenzó a construir una pared. Y luego otra. Y otra. Hasta que hubo construido un laberinto tan complejo que nadie más volvió a verlo jamás. A veces un escape es hacia adentro y no hacia afuera. Y las paredes de un laberinto improvisado pueden ser tan inútiles como papel mojado. Algunas cosas (y algunas personas) no se harán visibles excepto para la persona que ellas quieren que las vea. Así que si estás aquí ¿Quieres escuchar una historia?

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